He tenido la oportunidad de escuchar solamente dos veces en vivo a Electrodomésticos y de ambos conciertos he salido con la sensación de haber asistido a uno de los mejores recitales de toda mi vida. Y yo, que soy un exagerado por naturaleza, no lo estoy siendo ahora.

La primera vez fue el 2004 cuando la vuelta del grupo tras 17 años sin publicaciones. "La Nueva Canción Chilena" sonaba exactamente cómo debía sonar la continuación de "Carrera de éxitos", ese discazo que cerró el capítulo ochentero de la banda. Breve pero intenso, tan innovador como desconcertante.

En una época donde el rock latino dominaba las radios y la televisión y entre Chile y Argentina se peleaban los charts y las minas con canciones bailables y llenas de una sonoridad a veces un tanto desechable Electrodomésticos olvidó los coros y las melodías complacientes y encendió las máquinas en serio, no para que los instrumentos sonaran como máquinas (tan propio de los 80) si no que la música sonara como maquina.

Aquel 2004 las cosas ya no eran lo mismo, claro, habían pasado casi 20 años, envejecer es madurar cuando se sabe, y Paredes y Cabezas por supuesto que sabían. 

Es cierto que la banda ya desembarcó finalmente en el formato canción, terreno indagado en Carrera de éxitos y que contenía lo más cercano a un hit que tuvo la banda con "El frio misterio". La Nueva Canción estaba lleno de temas orejas comercialmente hablando, aunque por supuesto, dudo que hayan sido cabeceras de charts y rankings, nunca Electrodomésticos ha estado para eso.

Definitivamente atrás habían quedado los temas multiformes y sampleados, experimentos sonoros hechos canciones a la fuerza, aunque no fueran a ser tocados en ninguna radio, atrás quedaron también las cuidadas puesta en escena, las luces y las máquinas, pero la esencia era la misma: ahí estaban la electrónica hecha música, la antesala del rock industrial, esas guitarras duras que le entraban de golpe a la melodía como presagio de alguna tragedia, las canciones de amor por tanto, seguían siendo tortuosas, y claro, la voz de cabezas, el bajo (y ahora el stick) de Paredes, no estaba Medina, pero en cambio habían llegado Cuti Aste, Gabriel Vigliensoni y Edita Rojas

No puedo imaginar cómo eran los conciertos durante los 80 , cuando la banda hacía su ingreso a codazos a una escena dominada por un rock latino no siempre del todo consistente y muy bien emparentado con la industria. No era el caso de Electrodomésticos, no había por donde, no tenían la pinta de Soda Stereo, ni la elocuencia lírica de Los Prisioneros, ni estaba la genialidad de un monstruo como Charly Garcia ni el pop bien llevado de Fito Paez o Virus.

Aparato Raro fue quizás el pariente (aunque todavia lejano) más cercano de esta banda nacida de los juegos entre dos estudiantes de arte ( Paredes y Medina) y un operador de la torre de control del Aeropuerto de Santiago (Cabezas), que de un mes a otro pasó de no haber tocado nunca la guitarra a convertirse en un referente de la música nacional

No me imagino cómo pudo haber sido todo eso, con el Garage Matucana como una isla de libertad y el toque de queda a la vuelta de la esquina, no lo imagino porque tampoco he visto el documental sobre la banda "El frio misterio"(de Sergio Castro, 2011). Y no lo he visto porque nunca Electrodomésticos ha sido una de mis bandas fetiche, debe ser por ello que se tan poco y a la vez me gusta tanto, tal como esa persona con la cual no somos amigos cercanos pero que cada vez que nos vemos pasamos un momento realmente agradable.

Eso es para mi Electrodomésticos, un sólo y total buen momento en la vida. Para qué más ?



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