a Paco Elvira y sus mil maneras de mirar por una ventana.
Una nueva imagen de la serie y una muy especial porque es la primera vez que doy un paso más allá en la forma de enfrentarla, generalmente destinada a mostrar los distintos cielos que se pueden apreciar desde mi ventana, y por lo mismo, no es mucho - siempre pensé - desde dónde se podría experimentar
Es especial también porque de hecho es la primera vez que este tipo de fotografía la publico acompañada de más de dos o tres lineas, y es que tras de de lo de esta tarde hay un poco más que explicar.
Porque curiosamente hace sólo algunos días le había contado al gran fotógrafo español Paco Elvira, respecto de la coincidencia del nombre de mi sección con una de su blog, llamada justamente "Fotos desde mi ventana", con la única y gran diferencia que desde su departamento, ubicado en pleno corazón urbano de Barcelona, decidió buscar (y encontrar) la mayor cantidad de puntos de vistas posibles registrando en casi 4 años más de 250 imágenes con los más diversos e ingeniosos temas. (Yo en poco más de un año apenas llevo 19 !)
Paco me comentó que de seguro si tuviera la vista que posee habría emprendido prácticamente la misma empresa que yo, claro, la vista y todo ello, pero me preguntaba a mi mismo si no habría forma de sacarle más provecho a la serie.
Era (es) aquello como un zapato chino, sin embargo las cosas a veces se resuelven sin que uno se lo proponga. Fue así que nunca estuvo en mi intención darle justamente hoy una vuelta creativa a la serie cuando quise registrar la tarde que caía lluviosa sobre la ciudad, ésa era la intención y nada más, como siempre.
Sin embargo junto con las primeras imágenes advertí también mi disconformidad porque aún cuando la toma daba cuenta del invernal paisaje urbano, el agua y la atmósfera propia de un día de lluvia no aparecían con elocuencia.
Fue la disconformidad y la inusitada ambición de querer dar cuenta de una mejor manera de lo que observaba lo que me llevó a ver las cosas de otra forma y resolverlas como no se me hubiera ocurrido antes.
¿Y si mejor cierro las ventanas y enfoco el vidrio lleno de gotas y al mismo tiempo empañado un poco por dentro ? - me pegunté; y así fue. Por primera vez, la serie tomaba entonces un matiz distinto y la experimentación ganaba terreno a la técnica y la oportunidad habituales de siempre.
Me di cuenta que hoy por ejemplo (por supuesto) no iba a importar tanto la profundidad de campo, y que a su manera tampoco el cielo ni la ciudad ni la propia vista, si no algo levemente distinto, por primera vez la serie dejaba de referirse a lo mismo, dejaba de significar los mismo, aún cuando la toma seguía siendo la clásica panorámica de siempre.
Lo de hoy fue quizás algo único y especial, aunque evidentemente menor en su factura, de hecho la imagen en sí no tiene más peso y valor que su lugar como parte de esta serie. Sin embargo no canto victoria aún, una golondrina no hace verano y puede que mi sección vuelva la próxima entrega a remitirse a mis queridos y gozados cielos, y sea esa mirada la que predomine sobre las ganas y la lucidez de una nueva y buena experimentación, de nuevas direcciones desde donde observar y encuadrar desde mi ventana.
No lo sé, pero quién sabe, capaz que con la mirada de hoy y el impulso que me llega cada vez que una nueva imagen de la serie de Paco llega a mi correo, terminen finamente por cambiar para mejor, por cierto, siempre para mejor, esta aún inconclusa historia.