Si uno decide ir a pasear su humanidad por las cálidas y apacibles calles y playas de Arica tiene que prontamente comenzar a preguntar como diablos se llega éste, uno de los museos nacionales más completos en su género y dedicado en profundidad al estudio de la Cultura Chinchorro, aquel grupo de pescadores que habitó el desierto de Atacama hace 9000 años y que deslumbra al mundo con el sistema de momificación artesanal más antiguo del que se tenga registro.
Ubicado a 12 kilómetros desde el centro de Arica hacia el Valle de Azapa, el lugar ciertamente tiene como atractivo principal la exhibición de las alucinantes momias chinchorro, que fueran descubiertas Max Ulhe. La creencia de que los muertos seguían siendo parte de la vida cultural de un pueblo, marcando territorio e identidad, los llevó a la sofisticación de sus ritos funerarios bajo un aparente sencillo sistema de momificación que no obstante a perdurado por miles de años, tanto con adultos, niños y nonatos.
El museo además exhibe cronólogamente el poblamiento de la zona hasta prácticamente nuestros días, apoyado en dibujos, dioramas, imágenes fotográficas y una completísima colección de artefactos, herramientas, ropas, ceamicas, instrumentos musicales y muchos otros artefactos; además de una prensa del siglo XVIII con la que se extraía el famoso aceite de oliva, una de las joyitas de la zona.
Fundado en 1967, el museo sigue estando al cuidado de la Universidad de Tarapacá quienes han habilitadi una terraza con petroglifos y hace algunos años una nueva y preciosa sala profundizando específicamente el periodo Chinchorro con una prolijidad que se agradece.
Mi expriencia de años visitando este lugar me dice que es un imperdible de la ciudad y que son dos tipos de visitantes los que lo frecuentan Los que llegan turisteando y los que llegan a aprender. La primera opción no demora más de 30 o 45 minutos, según el grado de aburrimiento que uno pueda tolerar, las fotos de rigor y chao. Los segundos en cambio pueden pasar prácticamente la tarde entera yendo y viniendo por la historia de Arica y esta fantástica cultura que le dio a la muerte un sentido tan sublime como eterno.