Nadie hace muchas cosas, salvo mi madre que prepara comidas como para un
regimiento y mi papá que entra y sale todo el día, comprando más cosas para
comer y arreglando los autos y la vida a cada uno de nosotros, que no nos falte
nunca nada a pesar de que ya estamos viejos y resueltos.
La casa llena de pronto estalla y yo imagino que cada uno quisiera estar
solo y muy lejos de aquí, pero nos dura poco, la soledad nos aburre pronto y
nos volvemos a juntar en la cocina o alguna pieza, o viendo la televisión;
también nos abrazamos mucho, para decir con el cuerpo todo aquello que no se
puede con las palabras.
Es esta una casa de locos, siempre lo ha sido, desde que tengo memoria
es una casa llena de gente, los veranos enteros durmiendo en el living. Una vez
llegué a la casa y había llegado un primo que no conocía y se alojó en mi
pieza, eran 3 días y se quedó más de un mes, luego llegó su señora (que nadie
conocía) y hasta dio a luz a su guagüita aquí. Cosas como esas y todo muy
normal.
Han vivido decenas de personas con nosotros por alguna que otra
temporada, otros se han quedado x años y así me nació una hermana y un hermano.
Extraordinario ! En mi pieza incluso vivió un tiempo el mismísimo Francisco
“Chamaco” Valdés y la casa llena entonces se llenaba de gente también por fuera
para agarrar alguna foto o autógrafo.
Es esta una casa de locos, sueltos pero en patota, bulliciosos,
habladores, bailadores y cariñosos, irrepetibles, inolvidables, definitivamente
felices.