Y entonces otra vez el blog a pabellón luego de casi un año desde la última enchulada y esto agarra como nunca un enérgico cambio. Hace rato que andaba con la idea de pasar todo a colores más claros, que el negro me dejaba un poco chato luego de un rato y ni hablar si hay letras blancas para lectura porque termina uno ahí sí con la vista más alterada que Timothy Leary.
Pero bueno, los cambios son buenos (valga la redundancia), son necesarios, y cuando finalmente convencen pasan a convertirse en algo bastante especial. Sin embargo, mi personal convicción se estrelló contra la resistencia de algunos amigos a quienes les presenté el nuevo diseño al momento de las pruebas: el 90% prefería el antiguo sitio, fue aquello algo tajante. No tanto por el lado del diseño si no por el color.
El negro como recurso estético siempre cae bien parado en casi todos lados, en diseño web también, ni hablar en fotografía. Yo lo ocupaba porque también me gustaba y además una noche Tata Silva me mostraba enfadado unos fabulosos libros de pintura donde el fondo era todo blanco. No podía entender que los editores anduvieran tan perdidos porque un buen cuadro “se debe apreciar sobre un fondo oscuro”, por ello andaba (y creo que todavía) con dos escuadras hechas de cartón pintado con las cuales armaba sus propios marcos negros a las imágenes, y en realidad cambiaba la cosa.
Así es que estaba súper conforme con el antiguo sitio: lo había rediseñado yo mismo tras muchas horas y batallas contra el ordenador para hackear la plantilla original y además, obvio, las fotos que publicaba resaltaban cuando el negro hacía el contraste de colores. Todo bien salvo, ya está dicho, al momento de los textos, porque el blog le lleva muy gratis fotografías y palabras por igual.
Haciendo las respectivas sumas y restas finalmente cambió el diseño (considerablemente), me gusta ese minimalismo que agarró ahora contra la opulencia scriptiana que tenía antes; y ni hablar del color, se fue todo a claro, con el consiguiente relajo de las retinas.
Y si viene Tata Silva a tirarme sus pinceles por la cabeza porque “cómo se me ocurre mostrar imágenes con fondo blanco !!” tranquilamente le llenaré su copa de vino mientras le digo que no se preocupe, que guarde sus pinceles y que pinche las imágenes porque ahí no más éstas no sólo se ampliarán para una mejor vista, si no que lo harán sobre un fondo, adivinen….oscuro! sí !
Con esa dualidad al alcance de un click (y que me permite integrar lo mejor de ambos tonos) me puedo dar por satisfecho así es que si tengo un hijo le pondré Lightbox, que es el nombre del efecto que permite aquello.
Sin embargo, también me tendrá que disculpar mi gran amigo y colega Manuel Guerra puesto que ya me había diseñado un estratégico plan comunicacional para lanzar con cuática el nuevo diseño por todo lo ancho y largo de la web. Su entusiasmo por los contenidos de este sitio lo hizo alentarme varias veces y por pudor y más pudor no le hice caso. Espero que por el bien de este blog, respecto a todo lo que hablamos (y sobre todo a lo que él me dijo), sea yo el equivocado.
El resto será lo mismo de siempre: yo intentando ser más regular con las publicaciones, (prometiendo una vez más aquello como el más insufrible de los políticos) y ustedes deambulando de vez en cuando por estos lados, enterándose de lo vulgar y lo sagrado que puede rondar a ratos por la cabeza y las calles de uno, para convertir estas luces y sombras en un personal reflejo, parcial y antojadizo como todos, de algo que hasta el cierre de esta edición no se sabe muy bien qué es y hacia dónde apunta pero estamos trabajando para usted, sería todo y de fútbol seguiremos hablando la próxima semana, muy buenas noches.