Niño Josele
“Paz – Homenaje a Bill Evans” (2006)
En su momento, algunos críticos tuvieron
a bien perder el tiempo discutiendo si el cuarto álbum de estudio del talentoso
Niño Josele era un disco de jazz o de flamenco. La mejor definición la puso
alguien en la web y habló de Paz como
una carta de amor dirigida al inolvidable pianista de New Jersey. Y en este mensaje el español le cuenta lo que
ha sentido y aprendido escuchándolo, desde aquella vez de la maravilla y el
asombro, hace casi diez años cuando escuchó al maestro Bebo Valdés estirar los
dedos con unas melodías al piano durante una prueba de sonido sin saber que
aquello era Evans.
Varios años más tuvieron que pasar para
llegar a Paz, un trabajo donde el
espíritu del desaparecido pianista vuelve una y otra vez para agradecer y guiar
los delicados arreglos a su música. Y al
decir su música se hace necesaria una
precisión, porque no todas las piezas del disco fueron compuestas por Evans,
pero si números obligados en su repertorio. Y es que era tan personal su sonido
que terminaba por crear arquetipos de standars o de canciones rescatadas de
cancioneros latinos o europeos.
Conciente del riesgo que este proyecto le
tomaba, Josele tomó la distancia necesaria para hacer de este homenaje algo muy
personal, aplicando en dosis exactas su erudita experiencia flamenca, el
síncope jazzero y el delicado lirismo habitual del maestro norteamericano. Y es
que por experiencias de este tipo el disco enfrenta a una crítica que aún no
logra entender o convencerse que el guitarrista regalón de Paco de Lucía haya llegado
también a grabar junto a Alicia Keys,
Lenny Kravitz, Elton John o Andrés Calamaro, por nombrar sólo algunos.
Si hay espacio para ese entendimiento, entonces no lo hay para divagar sobre el
lugar que esta música debiera ocupar enre su alabada discografía, es música y
punto. Demasiado perfecta en sus propósitos.
Paz cuenta con puros invitados de lujo: Jerry González (trompeta),
Javier Colina (contrabajo), Joe Lovano (saxo tenor), Horacio "El
Negro" Hernández (percusión), Tom
Harrell (trompeta), Estrella Morente y Freddy Cole en las voces y como si fuera
poco, Marc Johnson, el virtuoso contrabajista que con apenas 25 años fue
integrado por Evans a su banda permaneciendo junto a él hasta la muerte del
pianista ocurrida en 1980.
Ritmos que se abrazan, armonias
arriesgadas, canciones inolvidables, música imprescindible y nada más que decir.