Uno pasa mil veces y las mira sin ver. El serenense promedio ya ni siquiera las mira sin ver. Unos las encuentran derechamente fomes y para otros en cambio, es una felicidad contar con un museo al aire libre. Hay un sabroso cahuín nunca confirmado que enturbia su origen. Las estatuas de la Avenida Aguirre atestiguan todo esto con la fría indiferencia de sus mármoles.
Y que puedo hacer yo, en medio del forcejeo local? proceder como perro chico y hacerme a un lado para que se hagan bolsa entre los grandes, que a mi la discusión me parece sin sentido y como periodista que soy, me llamaba la atención un cahuín contado apenas arribé a esta ciudad: estas estatuas no eran para La Serena, iban a pasar por acá en tránsito hacia otro destino, pero el entonces presidente Gabriel González Videla habría metido la cola para ganar puntos en la populista.
Investigando parece que la cosa no era tal, como sea, la ciudad entera me parece siempre a un paso de cambiarse el nombre por la del político. Oriundo de La Serena, es el hijo ilustre por antonomasia y durante su mandato presidencial le dedicó espcial atención a la ciudad a través de la construcción de icónicas obras públicas vía Plan Serena. Si hasta fue enterrado aquí. A él se le deben no sólo las estatuas si no que escuelas, hospitales y hasta el famoso Faro.
Y las estatuas? ahhh, son 34, esculpidas en su mayoría en mármol de Carrara. Son réplicas de famosas obras europeas como "La Bañista", original de Gaetano Mercanti; "Muchacha", de la Escuela de Canova; "Hebe" de Bertel Thorwaldsen; y "Las Tres Gracias", de Antonio Canova.
Además de las réplicas en mármol, hay 6 obras en piedra realizadas por autores chilenos, entre éstas "Visitación", de Lily Garafulic; "Maternidad", de Berta Herrera; "Hoja de Laurel", de Virginio Arias; y "Torso", de René Samuel Román.
Las Estatuas de la Avenida Aguirre como tema es un lugar común de la fotografía turística, lo cual las convierte por tanto en un desafío, en mi caso un estudio: sacarlas de su contexto cargando todo el peso de la imagen en las mismas, ajenas a la ciudad, los cahuines y los juicios; que algo hay en esos cuerpos que a través de sus miradas y sus formas parecen querer contarnos, transmitirnos, un buen pedzado de historia, europea y también por cierto, serenense.