Estamos en plena producción de Invasión Callejera 2010, el Festival de Espectáculos Callejeros que este año celebra su segunda versión a toda carrera y a toda carrera también se tiene que hacer algunas cosas porque al director se le ocurre ahora que debemos tener fotos del equipo en la web del Festival y aquello es como no un momento propicio para la risa asi es que Rodrigo vamos sacando la cámara, asi no más sin nada de producción y en cambio sí con mucha fiesta. Imagínense lo que es fotografiar un equipo donde la mitad más uno está conformada por un mimo y dos payasos, además de un par que no necesita disfraz para serlo.

Se supone que la cosa sería más o menos seria para una web, pero las cosas en Invasión Callejera no son así. Al final quedó ésta, que para algunos no representa para nada la imagen de un pomposo Director de Festival. Bueno, esos algunos por supuesto que no están en nuestro equipo.

Las fotografías fueron realizadas en plena terraza de la casa, usando el sol como principal elemento de iluminación y una pequeña cornisa de tejas como sombrilla. No había tiempo ni recursos para nada más.

Es bueno recalcar que las cosas se hacen apuradas y con cierto grado de stress en un festival tan grande para un equipo tan reducido como éste, pero se pasa bien, siempre,y aquella celebración de la vida es algo que al final del día se agrdadece.
De ahi que el retrato de Rodolfo Meneses, el director,  haya sido esto, no solo a mi entender una proyección exacta del espíritu del Festival , si no que además (y quizás lo más importante) la proyección de ese espíritu infatigable y juguetón de nuestro amigo, su esencia como la de un niño metido en el cuerpo de un adulto que para no aburrirse lidera un festival enorme y da vida a ratos, a un entrañable personaje que lleva por nombre Tuga y que va por el mundo sacando a la gente hacia la calle y las risas, donde está y como debiera vivirse la verdadera vida.

A Tuga lo conozco un poco antes que a Meneses. Con el primero es imposible entablar amistad alguna, pero con el segundo lo hicimos hace poco más de un año en circunstancias basante especiales de nuestras vidas, cuando ambos debíamos hacerle frente a intensos descalabros emcionales. Creo que entre la conga y el jolgorio lo hicimos, y fuimos silenciosamente ( y sin quererlo) siquiataras el uno del otro, pero sin palabras ni divanes, sólo con algunos vodkas, los muchos llamados nocturnos, un viejo y simpático auto, los amaneceres, el humor, la inteligencia y la buena vida como mejor terapia.

Ahora que las aguas van más calmas es bueno sentarse a mirar esta foto y reir, reir de verdad, verlo reir a Meneses, una risa bien reida como ésta, algo que en todo caso nunca le vi dejar de hacer hasta en los momentos donde no había por donde hacerlo.


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